Habla con tus padres
Puedes pedir a esa persona adulta de confianza con quien
hablaste que esté presente cuando vayas a hablar con tus padres. Así tendrás a
alguien a tu lado, aunque sólo sea para abrazarte y ayudarte a sobrellevar el
llanto, y hasta la rabia, de tus papás, que son reacciones comunes en estas
situaciones. Pero asegúrate de que seas tú quien les dé la noticia.
Habla sin rodeos; es como tener que tragar una medicina que
no te gusta: mejor hacerlo de una vez. Si eres muy jovencita, a tus padres les
costará muchísimo escuchar la noticia de tu embarazo y tendrás que comprender
que necesiten un tiempo para aceptar el enorme cambio que un bebé provocará en
tu vida, y en todos los planes que ellos se habían imaginado para ti.
Es muy mala idea reunir a tu familia y la familia del papá
del bebé para darles la noticia a todos al mismo tiempo. Cada cual tiene que
hablar con su propia familia, a su manera. ¡Imagínate la confusión que se
armaría si estuvieran todos en una misma sala! La reunión podría terminar en
acusaciones y un pleito enorme. Más adelante, cuando todos estén más calmados,
si lo desean, las dos familias podrán encontrarse para conversar.
Por último, no postergues esa conversación con tus padres.
Háblales lo antes posible para que puedas obtener el apoyo que tanto
necesitarás, y que sin duda te darán una vez se les haya pasado el susto
inicial. No olvides, sin embargo, que con el apoyo de tu familia, o sin él,
debes buscar inmediatamente atención médica prenatal. Por ley, tu médico no
puede contarles nada a tus padres, y es muy importante que recibas orientación
médica, porque un embarazo antes de los 20 años trae algunos riesgos
adicionales, tanto para ti como para tu bebé. Además, en cuanto sospeches que estás
embarazada, debes empezar a tomar ácido fólico para prevenir ciertos defectos
de nacimiento
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