El embarazo a cualquier edad es un evento biopsicosocial
sumamente importante. A menudo en las adolescentes embarazadas este hecho va
acompañado de una serie de situaciones adversas que pueden atentar contra la
salud, tanto de ella como de su hijo. Este hecho puede agravarse, si además de
la corta edad, la madre no está dentro de la protección del matrimonio, por lo
que la coloca dentro de una situación social de rechazo.
Las consecuencias del embarazo y la crianza durante este
periodo se relacionan con aspectos no solo de salud sino también psicológicos,
socioeconómicos y demográficos, y sus efectos pueden verse en la joven madre y
su hijo, el padre adolescente, las familias de ambos y, desde luego, en la
sociedad.
Riesgos biológicos:
-Complicaciones obstétricas.
-Deficiente atención médica durante el embarazo, toxemias del
embarazo y del parto prematuro.
-Anemia.
-Desproporción cefalopelvica.
-Distocias mecánicas y dinámicas.
-Parto prolongado y difícil.
-Muerte.
-Abortos provocados y sus complicaciones.
-Perforaciones uterinas.
-Hemorragias.
-Infecciones.
-Aumento de la morbimortalidad infantil
-Prematuras.
-Bajo peso al nacer.
-Enfermedades congénitas.
Las probabilidades de que una madre adolescente tenga estos
problemas son mayores en los países en desarrollo que en los desarrollados y
dichas probabilidades son más altas entre los pobres que entre los de mejor
condición social en un mismo país. A nivel mundial, el embarazo es la principal
causa de muerte entre las mujeres de 15 a 18 años. En la mayoría de los países
latinoamericanos y del Caribe, la maternidad y el aborto están clasificados
entre las cinco primeras causas de muerte entre las mujeres de 15 a 18 años.
El embarazo y la maternidad representan un reto para el
desarrollo de la personalidad de las mujeres, al cual se suma el de la
adolescencia, lo cual puede generar situaciones adversas para la salud de la adolescente
y la de su hijo.
Entre los criterios médicos para considerar el embarazo y el
parto en adolescentes como de alto riesgo, sobre todo en las menores de 14
años, se encuentran los siguientes:
La maduración del sistema reproductivo y la obtención de la
talla adulta no indican que se ha completado el crecimiento del canal del
parto. La pelvis ósea crece a una velocidad menor que la estatura y requiere
mayor tiempo para alcanzar la madurez, o sea que sigue creciendo lenta y
continuamente aún después de la menarquía, cuando hay una desaceleración del
crecimiento de la talla.
El tamaño del canal del parto es menor en los 3 primeros
años después de la menarquía que en la etapa adulta.
Se ha señalado que hay una incidencia mayor de toxemia,
anemia, desproporción feto pélvica, parto prematuro, mortalidad materna y
mortalidad perinatal, presentación podálica, ruptura prematura de membranas,
hipertensión arterial.
Factores de riesgo para el niño.
Los problemas de salud también pueden afectar a los bebés de
madres adolescentes. Tales complicaciones incluyen una mayor incidencia de peso
bajo al nacer (que a su vez puede conducir a problemas neurológicos, retraso,
otros problemas de salud, e incluso la muerte), nacimiento prematuro, muerte
fetal y mortalidad perinatal. Pero al mismo tiempo se ha determinado que
algunas de estas complicaciones no están directamente relacionadas con la edad
sino con un cuidado y una nutrición prenatal inadecuados.
También las tasas de morbilidad son más altas, así como la
permanencia en terapia intensiva es más prolongada y costosa, hay mayor
incidencia de re hospitalizaciones, problemas de desarrollo y de conducta.
Hay mayor riesgo de maltrato, abandono físico y emocional y
repercusiones en el desarrollo psicólogo-emocional.
Múltiples factores de riesgo afectan negativamente al futuro
del niño, entre ellos el bajo status socio-económico y el bajo nivel
educacional de la madre, los cuales ejercen efectos adversos en las
oportunidades para el óptimo crecimiento y desarrollo.
Los padres adolescentes no se encuentran en condiciones de
proveer fuentes emocionales, económicas y educacionales, así como un ambiente
social adecuado para su hijo.
También se puede decir que como la situación socioeconómica
es poco favorable, la buena salud del niño puede estar en peligro ya que sus
padres adolescentes no se encuentran lo suficientemente maduros como para
proveer fuentes emocionales, económicas y educacionales, así como un ambiente
social adecuado para su desarrollo óptimo. En consecuencia, puede ser que los
riesgos sociales y psicológicos negativos del embarazo en adolescentes aún
pueden ser mayores que los biológicos.
Factores de riesgo para la adolescente.
Los efectos sociales por el hecho de tener un hijo durante
la adolescencia son negativos para la madre, puesto que el embarazo y la
crianza del niño, independientemente del estado marital, interrumpen
oportunidades educacionales que se reflejan en el momento de obtener mejores trabajos,
salarios más altos, etc.
Tener que asumir la crianza de un niño durante la
adolescencia afecta el desarrollo personal de las jóvenes.
Cambian totalmente las expectativas y la vida de las
adolescentes; ya no podrán seguir compartiendo con su grupo de compañeros y
amigos, dejan de crecer con su grupo, con lo cual pierden una importante fuente
de satisfacción social y psicológica y un elemento de apoyo afectivo para el
logro de confianza en sí misma, de autoestima y de identidad personal.
Generalmente tienen que interrumpir sus estudios, lo cual
limita sus posibilidades de alcanzar buenos niveles profesionales y laborales.
Las madres adolescentes tienen alto riesgo de sufrir desventajas económicas y
sociales, de permanecer en la pobreza, sin completar su escolaridad, de tener
matrimonios inestables y problemas en la crianza de los hijos.
Hay una pérdida de autonomía que obliga a las jóvenes a
buscar la ayuda de los padres cuando ya creían que iniciaban su camino a la
independencia. Esa situación puede prolongarse por muchos años y en algunos
casos indefinidamente.
Un grupo importante de ellas continúa sufriendo el rechazo
que comenzó durante el embarazo. La joven madre recibe desprecio, violencia y
discriminación de parte de su grupo familiar y de la comunidad.
Los matrimonios precoces no representan la alternativa
ideal. Las relaciones de pareja generalmente son poco estables y muy
conflictivas. Un alto porcentaje de ellos termina en divorcio poco tiempo
después. Hay una demora o cese de su desarrollo personal y en el logro de su
madurez psicoanalice.
Todos esos conflictos y sentimientos de insatisfacción
generan gran dificultad en la adolescente para asumir su rol de madre. Son
emocionalmente inmaduras y no tienen la paciencia necesaria ni la tolerancia para
proveer de todo lo que necesita un niño pequeño. Puede haber rechazo del bebé o
aceptación aparente sin asumir la responsabilidad completa.
En conclusión se trata del llamado síndrome del fracaso de
la adolescente embarazada como lo denominan los especialistas.
Factores de riesgo para la familia.
Los padres adolescentes que reciben el apoyo de sus padres y
continúan viviendo con ellos, pueden hacerse cargo de su hijo con la ayuda de
sus familias, pero se observa un desequilibrio psicológico y económico de la
familia protectora.
Factores de riesgo para la comunidad.
El grupo de madres adolescentes y sus hijos constituyen una
población demandante de servicios y de ayuda, poco o nada productiva, que
representa una carga para la sociedad desde el punto de vista económico y
social. Estas familias pueden necesitar asistencia pública por largo tiempo.
Constituyen una creciente población de alto riesgo proclive
a presentar desajustes emocionales y psicosociales.
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