Durante los primeros seis meses de vida la leche de la madre
es capaz de cubrir todas las necesidades de energía y nutrientes del bebé, por cuál
debe ser el único alimento que reciba en este período.
Ella no solo contiene
todos los nutrientes requeridos en su justa cantidad, proporción y composición,
sino que incluye numerosas células vivas, enzimas y otras sustancias que
contribuyen al control de la flora intestinal, que incrementan la absorción de
micro nutrientes y factores que estimulan el crecimiento celular.
La importancia de la lactancia materna en la alimentación
del lactante está plenamente demostrada a través del tiempo, la cual le
proporciona protección contra las enfermedades diarreicas e infecciones
respiratorias agudas, mayor estabilidad psicológica al niño, evita estados
alérgicos al portar elementos inmunológicos, facilita el desarrollo de los
maxilares, la erupción y alineación de los dientes.
Por ser la adolescencia un período de cambios rápidos y
profundos, en lo biológico, psicológico y social, además de la carencia de
madurez y preparación para afrontar la crianza de un hijo además de tener menos
probabilidades que las mujeres adultas de iniciar y continuar la lactancia
materna nos ha servido de motivación para realizar este estudio. Añadiendo el
incremento considerable de la maternidad temprana en nuestras áreas de salud.
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